Y luego llegan los arrepentimientos, y las prisas y las cabezadas sobre la mesa por no haber sido más lista. Por no haber prestado atención, por no haberte callado, por no haber hecho lo que deberías, lo que todo el mundo esparaba de ti.
¿Presión ante las altas espectativas? ¿Presión por un nuevo año? ¿Por una nueva vida en una ciudad totalmente desconocida? No... a todo eso una se va acostumbrando y ya parece rutina. Aunque el vertigo de Septiembre nunca se pierde.
Este año toca estudiar, es lo que tiene haberse pegado 15 meses de vacaciones, mi particular año sabatico/Erasmus, llamalo como quieras, el caso es que terminó y ahora hay que ponerse las pilas y centrarse un poquito, como me dicen por casa... El problema cuando llevas tanto tiempo sin hincar codos es que has perdido práctica y encuentras cualquier escusa para perder el tiempo. Y la cuenta atrás ya a empezado asi que, chica, espabila!!
Supongo que se acabó, se acabo la buena vida, de poder recorrerte medio mundo sin dar explicaciones, de fiestas entre semana hasta el amanecer, de vivir sin preocupaciones...
Pero no quiero ponerme nostalgica. Como cada Septiembre un nuevo comienzo está por llegar, y sea cual sea, hay que seguir pa´ alante.
Y como en un desierto, o en un lienzo sin pintar, todo está listo para plasmar lo que esté por llegar.
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