Llegas al metro, Oister en mano y saltas “minding the gap” practicando tu destreza de salto de longitud tan olvidada desde el colegio. Vas con el tiempo justo, pero el tren decide pararse a descansar 10 minutos entre paradas mientras ves las caras resignadas de la gente. Llegas corriendo al edificio, y entras justo a tiempo, nadie se ha dado cuento que llevas 45 minutos luchando contra los imprevistos de esta ciudad.
Pero por fin estás ahí, en la OMI, ese ente del que tantisimas veces has oido hablar, representantes de todos los países sentados por orden, y un grupo de “colegiales” que no paran de hacerse fotos. Esos somos nosotros. Por fin en Londres, la ciudad motor del shipping. Y aquí andamos nosotros, los ilustrisimos representantes del Instituto maritimo español(hasta sonamos a gente importante) a pesar de que ¾ partes no tuviera ni idea de lo que estaban hablando, y prefirieremos oir la charla en chino o en frances, por ampliar horizontes…
De la OMI saltamos al Loyds Market. Tuberías en la fachada, aparte, nos metimos hasta el fondo en la aseguradora que todo lo asegura no importa lo raro que sea. Y como buenos British nos contaron que los mayores negocios se cierran en los bares, y que si encuentras un barco perdido tocan la ilustrisima campana del centro del “mercado” y sino lo apuntan en un libro centenario, con una pluma que los pobres pajarillos les deben dar a cambio de su seguro… ¿No son raros estos Ingleses? Eso, o me fallan mis entendederas con el british accent, que no lo descarto.
Visita a la IMSO en el Edificio Inmarsat, cervecita en la Baltic Exchange, mucha prohibition en el pub“after work” y asi llegamos al dia siguiente.
Nada mejor para despertar que oir a un Solicitor Mexicano explicarte con pelos y señales( y cifras reales) como es su trabajo, atiborrarte de té para tratar de mantener los ojos abiertos, que no todos conseguian, e ir directa al court of justice, para vivir lo aburrido que son los juicios de la “Common Law”.
Disfrutamos de las vistas de los Barristers, prueba de peluca incluida, nos contaron historias centenarias de los templarios en “Temple church” y cambiamos lo juridico por los negocios, de la mano Martin Stopford, una eminencia del sector, que es tan amable como preciso con el tiempo de su exposición.
Terminamos las visitas en el P&I Britannia, y salimos corriendo a coger el autobús al Aeropuerto.
En definitiva, inolvidables visitas, impresionante ciudad aún en Febrero y… ¡Quién volviera a Londres con un contrato bajo el brazo! I Hill come back… that´s for sure darling.
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